NOTA: Recordad que el tema se llama Novecentismo y vanguardias, es decir, os entró sólo novecentismo porque yo os lo quité.
LAS VANGUARDIAS
En 1920 el Modernismo
está superado por completo y en Europa, fundamentalmente
en Francia, soplan aires nuevos. El movimiento se escinde en diferentes “ismos”, todos ellos suponen un
ejercicio de experimentación creadora,
coexisten en pugna y se suceden unos a otros rápidamente.
Supusieron una auténtica ruptura,
quizás la más radical en la historia de las artes y de las letras, y afectaron
por igual a las artes pláticas, al arte escénico, al cinematográfico, a las
letras e incluso al pensamiento. Una de las consecuencias de este radicalismo
inicial fue que aquellos géneros que más necesitaron apoyarse en la realidad,
como la novela o el teatro, cedieron terreno a la poesía.
La características de la
literatura de vanguardia pueden resumirse en siete puntos*: afán de originalidad, que se refleja en el lenguaje
(palabras inusitadas en el lenguaje poético), en la métrica (preferencia por el
verso libre) o los temas (amor, muerte o dios se abandonan o son tratados con
intrascendencia o con humor); la exhibición del sentimiento se considera de mal
gusto; hermetismo (arte minoritario e impopular); antirrealismo y
antirromanticismo (se elimina la referencia a lo humano); autosuficiencia del
arte (que hace que la poesía se convierta en poesía pura, sin elementos no
poéticos); sobrerrealismo (representado por el mundo infantil y el de los
sueños y el subconsciente); intrascendencia del arte; la metáfora como recurso
fundamental; escritura onírica (el Surrealismo); atomización (para Ortega y
Gasset “El espejo de la belleza se ha roto en mil pedazos”).
LOS ISMOS INTERNACIONALES
FUTURISMO
Nace en 1909 de la mano
del italiano Marinetti que en 1909
publica el Manifiesto futurista. En
él se exalta la civilización mecánica y
técnica y se tratan temas como el
avión, la máquina, la energía eléctrica, el deporte… Se rompe con la sintaxis y
se llevan a cabo innovaciones
tipográficas.
CUBISMO
El cubismo literario arranca en 1913 en Francia gracias a Apollinaire y otros poetas. Se proponen
descomponer la realidad para proceder a composiciones libres de conceptos,
imágenes o frases. Llevaron a cabo especiales
disposiciones tipográficas de los versos que forman “imágenes visuales”,
como los famosos Caligramas de Apollinaire, o procedimientos como el collage.
DADAÍSMO
Encabezado
por Tristán Tzara surge en Suiza durante la Primera Guerra Mundial
en 1916. Su nombre, elegido al azar abriendo un diccionario con un cuchillo, es
el de un balbuceo infantil. Es un movimiento de rebeldía pura
que se levanta contra la lógica, contra el sentido común y contra las
convenciones estéticas o sociales. Rompen con la coherencia del discurso y
vuelven al primitivismo e ilogicismo de la infancia. Surge de un rechazo a
la “racionalidad” que condujo al absurdo de la guerra. Preparó el camino para
el Surrealismo.
SURREALISMO
Surge
de la decadencia del Dadaísmo y convierte su risa jovial en protesta
literaria, metafísica y social. Su principal representante es André
Breton, que publica en 1924 el Manifiesto surrealista. Es una renovación
integral: una total liberación del hombre de los impulsos reprimidos en el
subconsciente (Freud) por una razón sumisa a convenciones morales y sociales, y
de la represión que ejerce sobre el hombre la sociedad burguesa (Marx). En el
ámbito literario, quieren alejar la razón del proceso creador para que la
escritura sea fruto del subconsciente (escritura automática). El resultado
fueron textos herméticos, que hicieron ver la necesidad de introducir
una técnica que elaborara lo que dicta el subconsciente. Influyó en
escritores como Lorca, en pintores como Dalí y en cineastas como Buñuel.
EXPRESIONISMO
Surge
en Alemania y en literatura su máximo representante fue B. Bretch,
que combinó lo grotesco y lo patético, lo lírico y lo realista.
EXISTENCIALISMO
En este ismo se debate el sentido de la existencia, la eternidad, los
problemas de identidad.... Tiene conexiones con autores como Unamuno,
Ortega o Machado.
LA
VANGUARDIA ESPAÑOLA
Los vanguardistas españoles se resistieron a ser encasillados en una u otra
tendencia, pero lo cierto es que se puede hablar de manifestaciones
vanguardistas en la producción de muchos autores. Los límites cronológicos
de la Generación de las Vanguardias son 1920 y 1939. Además de la
producción de los poetas del 27, lo cierto es que hubo otros autores en los que
encontramos rasgos vanguardistas. Los antecedentes de esta generación: Ramón
Gómez de la Serna, que con la publicación del Manifiesto futurista
de Marinetti en la revista Prometeo abrió el camino del arte nuevo en
España, principalmente del Ultraísmo, con su prosa y sus greguerías);
Juan Ramón Jiménez (que influirá en las manifestaciones de vanguardia que
tienden a la poesía pura) y Ortega y Gasset, que con su Deshumanización
del arte llevó a cabo la confirmación teórica del impulso renovador y
que acogió los escritos de los jóvenes escritores vanguardistas en la Revista
de Occidente.
La vanguardia hispana se caracteriza por combinar e integrar rasgos de
distintos ismos.
Sin embargo, también hubo una tendencia clasicista que surge en
torno a la figura de Góngora, debido a la elaboración técnica a la que
sometía sus escritos. Los autores de esta tendencia crearon novísimos
cancioneros y romanceros en los que mezclaron ritmos tradicionales con imágenes
vanguardistas (Lorca o Alberti). A medida que el arte se rehumaniza, se tiende
a incluir elementos populares.
ULTRAÍSMO
Su primer manifiesto aparece en 1919 en la revista Cervantes:
defienden la creación de imágenes mediante metáforas y rechazan lo
anecdótico y sentimental. Su nombre indica la voluntad de ir “más allá”
del Novecentismo imperante. En la línea del antisentimentalismo y la
deshumanización, incluye los temas maquinistas y deportivos, busca imágenes
nuevas, recurre a disposiciones tipográficas al modo de Apollinaire y
suprime la puntuación en los escritos. Supone el resumen en España e
Hispanoamérica de los movimientos de vanguardia “alegre”.
Su principal promotor fue Guillermo de la Torre con sus “poemas
visuales” Hélices. Destacan también obras de otros autores: Imagen,
de Gerardo Diego, y Urbe, de César M. Arconada.
También se considera cercano a este ismo el Romancero gitano de Federico
García Lorca. En Argentina entró en contacto con el Expresionismo alemán en la
obra de J.Luis Borges.
CREACIONISMO
Fue iniciado en París por el poeta chileno Vicente Huidobro y el
francés Pierre Reverdy, pero fue el primero el que lo dio a conocer en
España. Querían un arte que no imitara ni tradujera la realidad, su máxima
poética: la creación de la realidad en el poema. El poema será un objeto
autónomo, creación absoluta, no imitación: “¿Por qué, cantáis la rosa, ¡oh,
poetas? / ¡Hacedla florecer en el poema!”
SURREALISMO
No existeuna conciencia de grupo ni un manifiesto
teórico, pero las manifestaciones poéticas son amplias y de gran calidad.
Fue conocido tempranamente a través de la traducción del Manifiesto en
1925; a ello hay que añadir las visitas de Bretón a Barcelona y la de
Aragon a la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde vivían, entre
otros, Buñuel, Lorca o Dalí. El poeta Juan Larrea jugó un papel
fundamental en la difusión del Surrealismo en nuestro país.
El
Surrealismo español no fue ortodoxo: no practicaron la escritura
automática ni llegaron a la pura creación inconsciente, y en sus poemas se
percibe siempre una intencionada línea creadora como hilo conductor de las
mayores audacias. Lo que sí hubo fue una liberalización de la imagen y un
enriquecimiento del lenguaje poético. Fusionó, además, Ultraísmo,
Creacionismo y la tradición autóctona.
El
Surrealismo significó la crisis del ideal de poesía pura y
deshumanización que había prevalecido durante unos años. Lo humano, e
incluso lo social y lo político, penetran de nuevo en la literatura
precisamente por los cauces de la expresión surrealista: así lo prueban las
trayectorias de Lorca, Alberti y Neruda.
En
el vanguardismo español se aprecia una clara evolución que va desde la
depuración de la realidad y el objetivismo al subjetivismo final de los años
treinta. En esta evolución hacia lo subjetivo grotesco y absurdo juega un papel
fundamental el Surrealismo y las greguerías de Ramón Gómez de la Serna
(operación mental que subraya relaciones remotas que despiertan la hilaridad y
la sospresa).
En
cuanto a los géneros literarios, ya dijimos en la introducción que fue LA
LÍRICA el que mejores frutos dio. En el periodo de entreguerras
domina la poesía pura, que fue cultivada por autores Salinas, J.Guillén,
Lorca, Alberti, Aleixandre, Gerardo Diego, Cernuda o Emilio Prados. La rehumanización
llegará en los años treinta de la mano de la influencia del Surrealismo:
destaca el uso del verso libre y del versículo (verso largo que
basa el ritmo en el juego semántico de paralelismos), la eliminación de la
lógica y las creaciones metafóricas. Esta influencia se aprecia en Poeta
en Nueva York (Lorca), Sobre los ángeles (Alberti) o Espadas como
labios (Aleixandre, así como en la obra de Cernuda.
En el ámbito de la prosa, la NOVELA sigue los pasos que había
marcado Ramón: humorismo e irracionalidad, frases breves y ligazón
caprichosa. Su prosa tiene rasgos que se usarán en la poesía vanguardista.
Destacan sus obras La viuda blanca y negra y El gran hotel.
También se dio una tendencia realista de tipo social que mezcló la
captación del lenguaje coloquial con el nuevo arte, pero sin caer en el
realismo tradicional.
Una segunda etapa correspondería a la narrativa vanguardista,
desarrollada durante la dictadura de primo de Rivera. Son obras libres
de compromiso que incorporan el estilo metafórico de la poesía.
Destacan autores como Benjamín Jarnés (El profesor inútil), Mario
Verdaguer (La isla del tesoro) o A.Espinosa (Crimen), que
incluyen en sus obras elementos surrealistas y ultraístas.
Durante los años veinte y junto a todos ellos, también hay autores que se
oponen al arte deshumanizado y cultivan poesía y novela cercana al realismo
social como F. De Cossío o J.Díaz Fernández.
En el TEATRO se da un movimiento de renovación dramática que
va desde Tic-tac de Claudio de la Torre hasta Escaleras
de Gómez de la Serna, pero no triunfaría entre el público. Continúa la
producción de autores consagrados como Benavente o Muñoz Seca. El teatro
novecentista de Gómez de la Serna no arraigó y tan sólo triunfó Lorca
con sus dramas poéticos y tragedias rurales, pero no con sus creaciones
vanguardistas cercanas al Surrealismo El público y Así que
pasen cinco años. De atmósfera surrealista es también El hombre
deshabitado de Rafael Alberti.
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