GUIÓN
DE LECTURA. SEGUNDA EVALUACIÓN. TIEMPO DE
SILENCIO, LUIS MARTÍN SANTOS.
1.
INTRODUCCIÓN
Luis Martín Santos fue un hombre de excepcionales dotes
intelectuales. Unió a su preparación científica una sólida formación
filosófica, cuyos dos polos fueron el existencialismo y el marxismo (como
psiquiatra, cultivó el “psicoanálisis
existencial”).
Su formación literaria abarca desde los clásicos griegos a los
autores más recientes, en especial Kakfa, Faulkner, el “nouveau roman” y, sobre
todo, Joyce (tendrá muy en cuenta para su novela su Ulises). También tiene muy en cuenta los clásicos españoles, principalmente
Cervantes, y la nueva novela hispanoamericana.
Estaba, por tanto, muy al día de las corrientes renovadoras de
la novela mundial, y el año de publicación de Tiempo de silencio, 1962, coincide con el de La ciudad y los perros de Vargas Llosa. Con esta novela se abre un nuevo camino para la
novelística española: la novela social
que ha dominado durante los años 50 da
paso a la novela experimental. Se abandona el realismo a ultranza, se buscan
enfoques más complejos, se cuidan los valores formales y se intenta conciliar
visión crítica con modernidad literaria.
Tiempo de silencio es una novela del fracaso y una disección de la vida
española en la que, además, el autor lleva a cabo sus innovaciones técnicas y
de lenguaje.
2.
LA NOVELA
El asunto de la obra, que debéis deducir vosotros, tienen
mucho de relato folletinesco con algunas características propias de la novela
policiaca, pero su tratamiento logra
conferir a la anécdota un amplio alcance
existencial. Los ambientes sociales
que presenta –de la alta burguesía al chabolismo miserable- no difieren de los
de la novela social, pero hay una especial virulencia
crítica que es inseparable de su tratamiento
formal.
Lo importante es la originalidad de enfoque: desecha el realismo
objetivista y da entrada a una desbordante imaginación que somete la realidad a una elaboración metafórica y simbólica.
Decíamos
antes que toma como modelo el Ulises de Joyce, y de “odisea” se
califican las peripecias de Pedro, el protagonista, pero en su tratamiento hay
una evidente ironía y sarcasmo. Lo mismo sucede con el
lenguaje, con su hinchazón barroca y cultista.
3.
EL ALCANCE EXISTENCIAL.
La obra es una novela
de protagonista. Pedro es un personaje borroso zarandeado anulado por las
circunstancias. Sólo conocemos su presente y sus proyectos de investigación
científica. Es un ser desarraigado: siente envidia y resentimiento hacia los
ricos, pero quisiera ser uno de ellos; ante los miserable, oscila entre la
compasión y la repugnancia. La indecisión y la impotencia son otros de sus
rasgos que le impiden tomar las riendas de su propio destino.
Desarraigo, impotencia
y frustración son los temas que confieren a la obra su alcance existencial. Pedro viene a ser trasunto de la mísera
condición humana.
Los restantes personajes confirman esta
desoladora concepción existencial porque sus existencias están amputadas en uno
u otro sentido. Matías, es un
ejemplo de existencia inauténtica; inautenticidad y degradación moral se aúnan
en la patrona de la pensión; y no es
menor el vacío existencial de los miserables.
En una escala descendente de progresivo acercamiento a la animalidad se
sitúan Florita, el Muecas, las prostitutas, Cartucho o la mujer del Muecas. En
conjunto, una humanidad degradada que
parece estar ahí para provocar la náusea en el lector.
4.
ASPECTOS SOCIALES. DENUNCIA Y SÁTIRA.
Pero el autor sitúa toda esta miseria en un marco social concreto, el Madrid “de los años del hambre”, y en
esta situación se convierten en víctimas.
El fracaso de Pedro tiene causas sociales: los condicionamientos de una sociedad
opresiva y subdesarrollada. Se nos muestra la lamentable situación de la
ciencia, el desprecio por lo intelectual, además de un mundo de hipocresías y
convencionalismos (representado en la pensión); y su contacto con la
marginalidad lo condena a la marginación y al silencio.
La clase alta (que
tiene su centro en casa de Matías) se caracteriza por su inutilidad y por vivir a espaldas de la dolorosa realidad.
La clase media (o
media-baja) está representada por la pensión y la patrona, que muestra cómo su
único deseo es medrar por encima de
cualquier consideración moral.
La clase baja aparece en su capa más
ínfima, el subproletariado de las chabolas, donde se dan cita todas las miserias.
La novela insiste en el brutal contraste y el autor adopta una actitud dialéctica y ve las contradicciones y las miserias en todos
los estratos sociales, poniéndolos de relieve con inusitada fuerza crítica.
Pero su crítica no es solo social, es nacional, y pretende ser un violento revulsivo.
5.
LA ACTITUD DEL AUTOR.
Adoptó
lo que llamó un “realismo dialéctico”. Como
narrador, a veces cede la palabra totalmente a los personajes (monólogos);
otras, ve los hechos desde el protagonista; y otros desde el narrador, que está
presente prodigando comentarios y críticas sobre sus criaturas.
6.
LA ESTRUCTURA.
En cuanto a la estructura externa, la obra no se compone de
capítulos sino de una sucesión de
secuencias (63) separadas por
espacios en blanco.
Atendiendo
a la estructura interna (desarrollo
del argumento) pueden distinguirse episodios (compuestos por varias secuencias)
que se agrupan a su vez en partes más amplias o “núcleos”. Como elementos originales descararíamos la presentación abrupta de monólogos sin
que sepamos de momento quién habla, los saltos
bruscos de una escena a otra o de un ambiente a otro y las lagunas en el desarrollo temporal. El
desarrollo del tiempo, sin embargo, es
lineal, aunque se muestra una tendencia a la concentración temporal.
7.
LOS PERSONAJES.
Nos vamos a detener en cómo habla el autor de los personajes.
La ironía y los
desajustes entre realidad y ficción son fundamentales. El Muecas es llamado “terrateniente” o
“digno propietario” y su mujer /su consorte”.
También está presente
el tratamiento mítico. El Muecas, cuando llega a la pensión, es “mensajero
que la noche envía” y doña Luisa se convierte en “la gran madre fálica”.
Otro
recurso es la caracterización
metafórica o simbólica: los habitantes
de las chabolas se convierten en “negros”, frente a los “blancos” de la cuidad.
Hay además ejemplos de animalización y
cosificación que nos permiten hablar
de técnica esperpéntica.
8.
LAS DESCRIPCIONES.
La
ironía y la distorsión también están presentes en las descripciones (la chabola
del Muecas es una “mansión residencial”) y son frecuentes las referencias míticas (los burdeles son
“lugares de celebración de nocturnales ritos órficos) y la elaboración
metafórica.
9.
LOS DIÁLOGOS.
No son abundantes pero sí fundamentales en la caracterización
de los personajes, de ahí que presenten una gran variedad y respondan a diversos
registros: desde la sencillez conversacional a la pedantería.
Ofrecen
novedades como diálogos incrustados
en un monólogo, insertados en un relato sin los signos habituales, hechos de
frases truncas o que sólo recogen las palabras de uno de los interlocutores.
Destaca también el uso del estilo
indirecto libre.
10. LOS
MONÓLOGOS.
Hay una explotación sistemática del monólogo interior: diez de las secuencias están construidas
totalmente con esta técnica.
Sus
tres funciones esenciales son la caracterización
de los personajes (ya que penetramos en sus conciencias), una función narrativa y otra reflexiva
e interpretativa (el personaje comenta sucesos o problemas).
11. EL
LENGUAJE.
El autor abandona la prosa sobria del realismo social a favor
del barroquismo, el rebuscamiento y una
verborrea deliberadamente pedante, que son los medios para lograr la ya
aludida ironía que gobierna la inadecuación entre el lenguaje y la realidad. Pero
también hay una intención de lograr un enriquecimiento
del lenguaje de la novela.
A esa doble intención irónica y artística responde la
abundancia de recursos estilísticos:
comparaciones e imágenes, hipérboles, perífrasis alusivas, enumeraciones,
paralelismos, anáforas, bimembraciones…
En cuanto al léxico,
llama la atención el uso de cultismos,
extranjerismos, neologismos o creaciones verbales.
En el nivel sintáctico destaca el gusto por la frases larga.
Encierra
un continuo alarde verbal, sin que
por ello no aparezcan pasajes de
estilo menos rebuscado.
12. SIGNIFICACIÓN
DE LA OBRA.
Luis Martín Santos se aleja con esta obra del realismo social
y reivindica los derechos de la literatura como creación y experimentación. Sin
embargo, en la obra se aúnan la
experimentación formal y un amplio alcance existencial, social e histórico.
Y su carga crítica es incluso más
intensa que en la novela social de los años 50.
¿Es la novela una obra pesimista? Es
una obra amarga que nos ofrece la visión
inmisericorde de un mundo degradado, pero degradado por causas determinadas, y
el autor no pretende mostrar soluciones, sino que con su enfoque dialéctico y
su potencia revulsiva, deja al lector esa tarea.
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