MODELO DE COMENTARIO DE TEXTO
HUMANÍSTICO.
GREGORIO
MARAÑÓN, CONDE-DUQUE DE OLIVARES.
A.
Enuncie
el tema.
La personalidad humana del Conde-Duque de
Olivares.
B.
Detalle
las características lingüísticas y estilísticas más sobresalientes del texto.
En el texto se
combinan dos modalidades discursivas: la
exposición y la argumentación. Se trata además de una exposición histórica
planteada dialectalmente (se
contraponen dos tesis opuestas) que se dirige evidentemente a un público no especializado: la claridad y la
sencillez expresivas, así como el hecho de que la exposición sea más importante
que la argumentación dialéctica, la cual aparece implícita en el último
párrafo, garantizan la finalidad divulgadora
del texto (o, lo que es lo mismo, es un texto divulgativo). Esta “conclusión”
que se resume en una oración la ha obtenido el autor de la previa exposición:
frente a la opinión manifestada en los “retratos y los cuentos”, según la cual
Olivares “era un monstruo de vanidad y de astucia”, se levanta la opinión del
autor que tiende a comprender y a valorar la peculiaridad del temperamento de
Olivares. El reducir la argumentación al mero contraste de opiniones en la
conclusión del texto indica que la actitud comunicativa del hablante se rige
por el imperativo de claridad.
Idéntico
significado entraña el hecho de que la exposición se revista con los ropajes de
la narración, ya que ésta es una
modalidad discursiva que despierta mayor interés en el lector que la seca
exposición y que, por eso mismo, favorece la claridad del texto divulgativo.
Con todo, en tanto
que exposición histórica y psicológica, el texto manifiesta la cualidad especulativa de su lenguaje en el
abundante vocabulario abstracto que
contiene. El carácter subjetivo de
la exposición (opinión del autor sobre un asunto histórico concreto) deja
abierta la posibilidad al artifico
literario ( o recursos literarios o figuras literarias).
La característica
más importante de la exposición es la claridad,
que se comprueba en los distintos niveles lingüísticos. Analizaremos el texto siguiendo los
diferentes planos de la lengua destacando los rasgos más relevantes de cada uno
de ellos para una mejor interpretación del mismo.
En el plano fonológico, es relevante la entonación,
que es predominantemente enunciativa.
En el plano pragmático, las funciones de la lengua
más relevantes en el texto son la referencial, la expresiva, la poética y la
apelativa.
En cuanto a la
función referencial, destaca el uso
de la tercera persona, pero no podemos hablar de objetividad ya que se trata de
un texto claramente subjetivo en el que el autor expresa su opinión sobre la
personalidad del Conde-Duque de Olivares, aunque pretenda ser objetivo, de ahí
la presencia de la función expresiva.
La subjetividad se manifiesta en forma de una no disimulada simpatía del autor por el personaje: lo
comprende y compadece y lo defiende de las acusaciones tradicionales. Esta subjetividad se hace patente en la selección léxica (léxico
connotativo), las figuras literarias y la
adjetivación y el léxico modalizado. Hace uso de adjetivos valorativos
(absurdas, hondas, entrañables, magnífico), adverbios (cobardemente) y
perífrasis o circunloquios, que atenúan cualquier inculpación del personaje (alteración
mental, amor clandestino).
Al tratarse de un ensayo,
también está presente la función poética.
El uso de figuras literarias es un rasgo más de la subjetividad del autor.
Además de las perífrasis ya mencionadas, aparecen lítotes: “No es de los rasgos
menos llamativos”; paradojas: “entrañables miserias humanas”, en la que además
vemos la anteposición del adjetivo, que indican claramente la subjetividad del
autor; metáforas y antítesis: por ejemplo, para el autor es un “gigante”
mientras que para sus detractores es un “monstruo”.
El valor
exhortativo de “repitámoslo”, con el que se llama la atención del lector, hace
que otras de las funciones presentes en el texto sea la apelativa.
En el plano morfosintáctico, se percibe un
equilibrio entre la aparición del SN y el SV.
Respecto al
primero, predomina el uso de sustantivos
abstractos (ambición, vanidad, astucia, demencia), propios del ensayo
humanístico, pero que alcanzan la cota de un vocabulario específicamente
científico (también es un factor de claridad).
El adjetivo es abundante: predomina el
adjetivo calificativo especificativo; el explicativo o epíteto apenas aparece:
“triste declinación”; lo que significa que es más importante la función referencial que la expresiva. Además, hay
un equilibrio de la posposición y la anteposición del adjetivo especificativo:
la valoración subjetiva y objetiva se compensan, lo que confirma la intención
de expresar lo subjetivo de un modo objetivo, aunque los casos en los que
aparece la anteposición son claves porque el autor manifiesta abiertamente su
postura subjetiva: “absurda esperanza” “Tan hondas, tan entrañables miserias”.
El empleo de las
formas personales del verbo también obedece a la intención de claridad. El
tiempo predominante es el presente
histórico que comunica objetivamente (indicativo) sucesos pasado (narración
histórica) presentados desde la perspectiva actual del hablante y el oyente
(exposición): hace testamento, reconoce al hijo de un amor adúltero, se
defiende, le atacan…). También se utilizan las formas genuinas del pasado: imperfecto, que ordena el primer
párrafo narrativo: “Olivares se daba cuenta...”, y el indefinido, que aparece al final de la narración: “Después se fue
poco a poco hundiendo” “Así fue la vida interior”. El uso del indefinido tiene
una finalidad clara: llegado al final de la exposición narrativa (presente
histórico) el autor quiere que sus lectores se alejen mentalmente de los hechos
dramáticamente presentados para que puedan percibir con claridad y objetividad
la conclusión que inmediatamente les va a comunicar. El pretérito perfecto se usa en la argumentación implícita para
expresar lo duradero de la leyenda, identificado con la tesis que se rechaza.
Las formas de futuro son escasas. También escasean
las formas de subjuntivo. La no
intervención de la subjetividad del hablante en el texto también determina la
claridad. En “Pida al rey que le permita...”, el presente de subjuntivo expresa
la subjetividad del Conde-Duque de Olivares, su deseo, no el del hablante. Sin
embargo, “repitámoslo” tiene un valor exhortativo, puesto al servicio de la
función apelativa del lenguaje: el
autor llama la atención del lector en el momento en que va a reiterar su tesis.
En cuanto a la sintaxis hay un equilibrio de coordinación y subordinación, que también favorece la claridad. Entre las
subordinadas las más frecuentes son las adjetivas
(las desdichas que le rodeaban, el papel con el que se defiende de los que
cobardemente le atacan … y en el que por primera vez se alza…, en la demencia
que será estudiada en el último capítulo) y
las sustantivas (de CN: su absurda esperanza de tener hijos; de CD: pide al rey que le permita alzar
gente; de CCFinal: pieza esencial
para juzgarle, … gente de a caballo para socorrer la frontera de Portugal; de C.Rég: se daba cuenta de que todo
estaba perdido), que precisan las significaciones, y las adverbiales, sobre todo las temporales (un destello más …
cuando pide al rey que le permita…), que añaden matices circunstanciales.
En el plano léxico-semántico, el uso del cultismo “postrero” y el arcaísmo “alzar gente a caballo” son
recursos estilísticos que prestan dignidad literaria al texto. Para restar
responsabilidad al personaje histórico, emplea eufemismos: alteración mental, amor clandestino. Clave resulta la recurrencia del término “demencia”. Es
frecuente el uso de sinónimos (delirio, alteración mental, demencia) y de antónimos, al tratarse de un texto
planteado dialécticamente (monstruo/gigante).
El registro
utilizado es culto.
A la cohesión y
coherencia textuales también contribuye el uso de conectores como el contrargumentativo “pero”, el consecutivo “en
efecto” o el ordenador del discurso “aquí”.
C.
¿Qué
tipo de texto es?
Estamos ante un texto humanístico de tema histórico. En él el autor expone su
opinión acerca de la personalidad humana del Conde-Duque de Olivares utilizando
la exposición y la argumentación.
No cabe duda de
que nos encontramos ante el género del ensayo,
el género literario más idóneo para la divulgación de temas humanísticos. Las
características más notables de este género son (recordémoslas):
—empleo
frecuente de vocabulario abstracto.
—la exposición y
la argumentación como modos de discurso dominantes, aunque sometidos a la
claridad impuesta por la finalidad de divulgación inherente al ensayo.
—la aparición de
artificios literarios como recursos expresivos de la subjetividad del autor.
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