lunes, 17 de octubre de 2016

2º C. ESTUDIO DE LUCES DE BOHEMIA.


 NOTA: para elaborar la pregunta 5b de la antigua PAU os dejo un pequeño estudio crítico para que podáis elaborarla, aunque podréis comprenderlo mucho mejor cuando os hayáis leído la obra, que espero que sea ya porque el examen de lectura se acerca...


LUCES DE BOHEMIA, RAMÓN MARÍA DEL VALLE INCLÁN

La obra aparece publicada en entregas semanales en la revista España en 1920 y en 1924 se editó como libro con significativas variantes.
Es una obra de teatro compuesta por quince escenas aparentemente inconexas, pero que pueden agruparse en dos partes: las doce primeras, que tienen una movilidad constante y que se estructuran en torno a la idea de un viaje de dos personajes principales, Max Estrella y Latino de Hispalis, por el Madrid nocturno desde el crepúsculo hasta el amanecer del día siguiente; las tres últimas constituyen un epílogo tras la muerte de Max Estrella.

PERSONAJES

La obra está poblada de personajes, unos cincuenta. El uso del personaje colectivo es un rasgo a destacar del esperpento. Los más significativos se inspiran en seres reales: Max Estrella en el escritor bohemio Alejandro Sawa; don Gay Peregrino es el escritor Ciro Bayo o Zaratustra es el librero Pueyo, editor de los modernistas. Lo más importante es que hay un mundillo tomado de la realidad inmediata.

La mayoría de los personajes están caracterizados de forma esperpéntica: se asimilan los comportamientos humanos a los de monigotes de un teatro de guiñol. Son personajes ridículos, grotescos, con apariencia distorsionada, a veces animalizados o cosificados, a veces meros fantoches, de los que se sirve el autor para ofrecernos una visión desgarrada de España a la que considera: “una deformación grotesca de la civilización europea” (XII).

Max Estrella es un poeta ciego y marginado que pertenece a la bohemia heroica que el propio Valle había vivido: una forma de ser artista caracterizada por una visión aristocrática y, al mismo tiempo, anarquista del arte, que desprecia la mercantilización del arte y muestra en general una actitud antiburguesa. Su histrionismo, su lenguaje irónico, corrosivo, rotundo, ingenioso y provocador, son propios de esta forma bohemia de vivir la vida y la literatura.
Por momentos adquiere grandeza y perfiles trágicos y el destino fatal se cierne sobre él, pero la sociedad que le rodea es tan cruel y grotesca que convierte su vida heroica en una existencia patética y absurda. En sus palabras el autor definió el esperpento: “los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato y reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento” (XII).
            Latino es el cínico –perro le llama en ocasiones Max- lazarillo que acompaña a Max. Carece de cualquier rasgo de nobleza. Es un ser mezquino y ruin caracterizado como un fantoche. , contrafigura del propio Max junto al que ilustra lo mejor y lo peor del mundo de la bohemia.
            Mateo es el obrero catalán con el que coincide Max en el calabozo. Su nombre está inspirado en Mateo Morra, el anarquista que en 1906 puso una bomba en la boda de Alfonso XIII. Representa al revolucionario que plantea con claridad la lucha de clases y la necesidad de una revolución, conoce la situación de la España del momento y muestra sus anhelos de justicia. Su muerte hunde a Max en la desesperación. Mateo, junto a la madre del niño muerto, son dos figuras no esperpentizadas, dos víctimas de las que Valle respeta toda su dignidad.
            En la obra la propia literatura se constituye como tema dominante, de ahí la importancia de la presencia de Rubén Darío, poeta padre del Modernismo, y el marqués de Bradomín, protagonista de sus Sonatas, que constituyen la cima de la prosa modernista.

TÉCNICA DRAMÁTICA Y LENGUAJE

            Es la primera obra que el autor designó como esperpento, categoría estética que nos ofrece la vida humana y la sociedad desde una óptica sistemáticamente deformadora, que define Max Estrella en la escena XII:

MAX: Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.

DON LATINO: ¡Miau! ¡Te estás contagiando!

MAX: España es una deformación grotesca de la civilización europea.

DON LATINO: ¡Pudiera! Yo me inhibo.

MAX: Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.



DON LATINO: Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato.

MAX: Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta, Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas.

DON LATINO: ¿Y dónde está el espejo?

MAX: En el fondo del vaso.

DON LATINO: ¡Eres genial! ¡Me quito el cráneo!

MAX: Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España.

Valle Inclán evoluciona del Modernismo que representan sus cuatro Sonatas al esperpento, lo que para parte de la crítica justifica su inclusión dentro de la nómina del grupo del 98. Las primeras suponen una protesta, una huida de la realidad que le rodea a través de la “deformación hacia arriba”, es decir, huye de la sociedad burguesa por la vía del refinamiento estético, a través de una  literatura que, impregnada de un romanticismo decadente, quiere huir de la realidad fea y gris que le rodea y buscar la Belleza. El esperpento se opone a lo mismo, pero desde el lado opuesto: comienza a liberarse poco a poco del Modernismo para preocuparse de los pobres, miserables y necesitados, del pueblo, y la preocupación por España ocupa un primer término. Comienza la “deformación hacia abajo”, es decir, ahora la evasión se hace por medio de lo trágico y miserable del alma humana. El esperpento supone una estética que quiere ser la superación del dolor y de la risa mezclando lo trágico con lo grotesco y que da lugar a un profundo análisis crítico de la sociedad española de la época.
Para explicar esta estética, recurramos a unas palabras que el propio autor pronunció en una entrevista en 1928: “Hay tres modos de ver el mundo estéticamente: de rodillas, de pie o levantado en el aire”. Cuando el autor mira desde abajo, la realidad aparece enaltecida y los personajes se ven como héroes superiores (la tragedia clásica). Si se mira al mismo nivel, los personajes son como nuestros hermanos (así en Shakespeare). Si los miramos desde arriba, resultarán como muñecos o peleles: “los Dioses se transforman en personajes de sainete”; esta manera, muy española, es la que reconoce, por ejemplo, en Quevedo. Y concluye: “Esta consideración es la que movió a dar un cambio en la literatura y a escribir los esperpentos”. Algunos críticos han señalado un entronque entre la estética esperpéntica y el expresionismo europeo, lo que sitúa a Valle en una línea de ruptura con el realismo que llevan a cabo las vanguardias en ese momento. Pero Valle mira en nuestra propia literatura, mira a Quevedo, y afirma que el esperpento lo ha inventado Goya.
En esta estética deformadora es fundamental la deformación caricaturesca (parodia grotesca es, por ejemplo, la escena X, en la que el paseo por los jardines donde merodean las prostitutas es presentado como una parodia grotesca del jardín de Armida.
Otro recurso fundamental es la degradación de los personajes, que son animalizados, cosificados o tratados como peleles. Latino es el perro de Max, un cerdo hispalense, un ilustre camello, un chivo loco;
También es fundamental el uso de contrastes en ambientes, personajes, acontecimientos, ideas, emociones y el propio lenguaje. Lo trágico se une con los grotesco en la escena en la que la desesperación del niño muerto contrasta con la indiferencia del resto de personajes.
Clave es el humor, que deriva a veces en una risa amarga y otras, como fuente de carga crítica, en el sarcasmo mordaz.
También es característico el uso de figuras como la hipérbole, la ironía o el oxímoron.
Un lugar especial merecen las acotaciones. Por su gran extensión, su carácter literario y su integración en os diálogos contribuyen a dar a la obra una ambigüedad de género a medio camino entre la novela y el teatro. Se describe con rapidez e intensidad personajes y ambientes.
El uso del lenguaje también es destacable. Es el elemento esencial en la caracterización de personajes, de ahí la variedad de tonos y registros. Hay durante toda la obra un contraste entre el lenguaje culto y popular de acuerdo con la situación y el personaje.

SENTIDO DE LA OBRA

            Valle nos acerca con esta obra a la vida bohemia que fue para muchos artistas de fines del siglo XIX más que una forma de vivir, una forma de entender el arte y la vida. La bohemia heroica, en una actitud de orgullo aristocrático, confinaba el Arte al mundo de la Belleza, fuera del alcance de la vulgar sociedad burguesa, cuyos valores despreciaba. Ése es el mundo en el que vive Max Estrella, que tuvo su sentido y su esplendor en la sociedad liberal europea a fines del siglo XIX. Pero ese mundo ya eras otro en 1920: el liberalismo burgués había conducido a la gran guerra de 1914 y la revolución bolchevique de 1917 alumbraba nuevos caminos. Valle comprende que esa forma de entender la vida y el arte que había sido suya había muerto, y decide componerle su particular elegía: Luces de bohemia.  Los nuevos tiempos hacen imposible la existencia del artista aristocrático y exquisito de fin de siglo: por un lado la bohemia heroica ha sido sustituida por la bohemia golfante y cínica de Latino o por el diletantismo trasnochado de los epígonos del Modernismo; y por otro, aquella forma de vida ha sucumbido ante el poder envilecedor de la sociedad burguesa. Tampoco tiene sentido, por tanto, la estética modernista que acompaña a la bohemia, y eso lo descubre Max, como don Quijote, poco antes de morir cuando recobra la cordura y explica la nueva estética, el esperpento. Valle caricaturiza la España de sus días paseando por el Madrid nocturno a otra figura llena de ideales y anacrónica como don Quijote, un escritor bohemio fuera de época que después de su viaje comprende la sinrazón de su vida anterior y muere. En ambos casos hay una despedida de una forma de vida (caballero andante-bohemio) y un rechazo a una estética (idealismo evasivo de los libros de caballería-idealismo evasivo del Modernismo), pero también en ambos hay una profunda crítica de la España en la que viven.
La sátira de la obra abarca toda la realidad española: se denuncia el capitalismo, los abusos policiales, la calamitosa política española, la cultura oficial, etc, con una visión mordaz. Se impugna todo el sistema de modo subversivo y radical. Y en contraste aparece el pueblo, hambriento, miserable y atropellado, pero sin ser idealizado, con sus lacras: ignorante, embrutecido y sin conciencia social en muchos casos.
La estética del esperpento se adecúa así a una crítica sin paliativos de la sociedad española en su conjunto. Lo grotesco y el distanciamiento del autor no ha de verse como un simple juego estético, pues incorpora lo histórico y lo social, lo que le aleja de la literatura de Quevedo y del moderno teatro del absurdo europeo, y lo acerca a otras líneas fundamentales de la renovación teatral del siglo XX que arranca con Brecht.

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