NOTA: para elaborar la pregunta 5b de la antigua PAU os dejo un pequeño estudio crítico para que podáis elaborarla, aunque podréis comprenderlo mucho mejor cuando os hayáis leído la obra, que espero que sea ya porque el examen de lectura se acerca...
LUCES DE BOHEMIA, RAMÓN MARÍA DEL VALLE
INCLÁN
La obra aparece
publicada en entregas semanales en la revista España en 1920 y en 1924 se editó como libro con significativas
variantes.
Es una obra de teatro compuesta por quince
escenas aparentemente inconexas, pero que pueden agruparse en dos partes:
las doce primeras, que tienen una movilidad constante y que se estructuran en
torno a la idea de un viaje de dos personajes principales, Max Estrella y
Latino de Hispalis, por el Madrid nocturno desde el crepúsculo hasta el
amanecer del día siguiente; las tres últimas constituyen un epílogo tras la
muerte de Max Estrella.
PERSONAJES
La obra está
poblada de personajes, unos cincuenta. El uso del personaje colectivo es un rasgo a destacar del esperpento. Los más significativos se inspiran en seres reales: Max
Estrella en el escritor bohemio Alejandro Sawa; don Gay Peregrino es el
escritor Ciro Bayo o Zaratustra es el librero Pueyo, editor de los modernistas.
Lo más importante es que hay un mundillo tomado de la realidad inmediata.
La mayoría de
los personajes están caracterizados de forma
esperpéntica: se asimilan los comportamientos humanos a los de monigotes de
un teatro de guiñol. Son personajes ridículos,
grotescos, con apariencia distorsionada, a
veces animalizados o cosificados, a veces meros fantoches, de los que se sirve
el autor para ofrecernos una visión desgarrada de España a la que
considera: “una deformación grotesca de
la civilización europea” (XII).
Max Estrella es
un poeta ciego y marginado que pertenece a la bohemia heroica que el propio Valle había vivido: una forma de ser
artista caracterizada por una visión aristocrática y, al mismo tiempo,
anarquista del arte, que desprecia la mercantilización del arte y muestra en
general una actitud antiburguesa. Su histrionismo, su lenguaje irónico,
corrosivo, rotundo, ingenioso y provocador, son propios de esta forma bohemia
de vivir la vida y la literatura.
Por momentos
adquiere grandeza y perfiles trágicos y el destino fatal se cierne sobre él,
pero la sociedad que le rodea es tan cruel y grotesca que convierte su vida
heroica en una existencia patética y absurda. En sus palabras el autor definió
el esperpento: “los héroes clásicos han
ido a pasearse en el callejón del Gato y reflejados en los espejos cóncavos dan
el Esperpento” (XII).
Latino
es el cínico –perro le llama en ocasiones Max- lazarillo que acompaña a Max.
Carece de cualquier rasgo de nobleza. Es un ser mezquino y ruin caracterizado
como un fantoche. , contrafigura del propio Max junto al que ilustra lo mejor y
lo peor del mundo de la bohemia.
Mateo
es el obrero catalán con el que coincide Max en el calabozo. Su nombre está
inspirado en Mateo Morra, el anarquista que en 1906 puso una bomba en la boda
de Alfonso XIII. Representa al revolucionario que plantea con claridad la lucha
de clases y la necesidad de una revolución, conoce la situación de la España
del momento y muestra sus anhelos de justicia. Su muerte hunde a Max en la
desesperación. Mateo, junto a la madre del niño muerto, son dos figuras no
esperpentizadas, dos víctimas de las que Valle respeta toda su dignidad.
En
la obra la propia literatura se constituye como tema dominante, de ahí la
importancia de la presencia de Rubén Darío, poeta padre del Modernismo, y el
marqués de Bradomín, protagonista de sus Sonatas,
que constituyen la cima de la prosa modernista.
TÉCNICA DRAMÁTICA Y LENGUAJE
Es
la primera obra que el autor designó como esperpento,
categoría estética que nos ofrece la vida humana y la sociedad desde una óptica
sistemáticamente deformadora, que
define Max Estrella en la escena XII:
MAX:
Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El
sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética
sistemáticamente deformada.
DON
LATINO: ¡Miau! ¡Te estás contagiando!
MAX:
España es una deformación grotesca de la civilización europea.
DON
LATINO: ¡Pudiera! Yo me inhibo.
MAX:
Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.
DON
LATINO: Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del
Gato.
MAX:
Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática
perfecta, Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo
las normas clásicas.
DON
LATINO: ¿Y dónde está el espejo?
MAX:
En el fondo del vaso.
DON
LATINO: ¡Eres genial! ¡Me quito el cráneo!
MAX:
Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y
toda la vida miserable de España.
Valle Inclán evoluciona del Modernismo que representan
sus cuatro Sonatas al esperpento, lo que para parte de la crítica justifica su inclusión dentro de la nómina del grupo del 98.
Las primeras suponen una protesta, una huida de la realidad que le rodea a
través de la “deformación hacia arriba”, es decir, huye de la sociedad burguesa
por la vía del refinamiento estético, a través de una literatura que, impregnada de un romanticismo
decadente, quiere huir de la realidad fea y gris que le rodea y buscar la
Belleza. El esperpento se opone a lo mismo, pero desde el lado opuesto:
comienza a liberarse poco a poco del Modernismo para preocuparse de los pobres,
miserables y necesitados, del pueblo, y la
preocupación por España ocupa un primer término. Comienza la “deformación
hacia abajo”, es decir, ahora la evasión se hace por medio de lo trágico y
miserable del alma humana. El esperpento supone una estética que quiere ser la
superación del dolor y de la risa mezclando lo trágico con lo grotesco y que da
lugar a un profundo análisis crítico de
la sociedad española de la época.
Para explicar
esta estética, recurramos a unas palabras que el propio autor pronunció en una
entrevista en 1928: “Hay tres modos de
ver el mundo estéticamente: de rodillas, de pie o levantado en el aire”.
Cuando el autor mira desde abajo, la realidad aparece enaltecida y los
personajes se ven como héroes superiores (la tragedia clásica). Si se mira al
mismo nivel, los personajes son como nuestros hermanos (así en Shakespeare). Si
los miramos desde arriba, resultarán como muñecos o peleles: “los Dioses se transforman en personajes de
sainete”; esta manera, muy española, es la que reconoce, por ejemplo, en
Quevedo. Y concluye: “Esta consideración
es la que movió a dar un cambio en la literatura y a escribir los esperpentos”.
Algunos críticos han señalado un entronque entre la estética esperpéntica y el
expresionismo europeo, lo que sitúa a Valle en una línea de ruptura con el realismo que llevan a cabo las vanguardias
en ese momento. Pero Valle mira en
nuestra propia literatura, mira a Quevedo,
y afirma que el esperpento lo ha inventado Goya.
En esta
estética deformadora es fundamental la deformación
caricaturesca (parodia grotesca es, por ejemplo, la escena X, en la que el
paseo por los jardines donde merodean las prostitutas es presentado como una
parodia grotesca del jardín de Armida.
Otro recurso
fundamental es la degradación de los
personajes, que son animalizados, cosificados o tratados como peleles. Latino
es el perro de Max, un cerdo hispalense, un ilustre camello, un chivo loco;
También es
fundamental el uso de contrastes en
ambientes, personajes, acontecimientos, ideas, emociones y el propio lenguaje.
Lo trágico se une con los grotesco en la escena en la que la desesperación del
niño muerto contrasta con la indiferencia del resto de personajes.
Clave es el humor, que deriva a veces en una risa amarga y otras, como fuente de carga crítica, en el sarcasmo mordaz.
También es
característico el uso de figuras
como la hipérbole, la ironía o el oxímoron.
Un lugar
especial merecen las acotaciones.
Por su gran extensión, su carácter literario y su integración en os diálogos
contribuyen a dar a la obra una ambigüedad de género a medio camino entre la novela y el teatro. Se describe con
rapidez e intensidad personajes y ambientes.
El uso del lenguaje también es destacable. Es el
elemento esencial en la caracterización
de personajes, de ahí la variedad de
tonos y registros. Hay durante toda la obra un contraste entre el lenguaje
culto y popular de acuerdo con la situación y el personaje.
SENTIDO DE LA OBRA
Valle
nos acerca con esta obra a la vida
bohemia que fue para muchos artistas de fines del siglo XIX más que una
forma de vivir, una forma de entender el arte y la vida. La bohemia heroica, en
una actitud de orgullo aristocrático, confinaba el Arte al mundo de la Belleza,
fuera del alcance de la vulgar sociedad burguesa, cuyos valores despreciaba.
Ése es el mundo en el que vive Max Estrella, que tuvo su sentido y su esplendor
en la sociedad liberal europea a fines del siglo XIX. Pero ese mundo ya eras
otro en 1920: el liberalismo burgués había conducido a la gran guerra de 1914 y
la revolución bolchevique de 1917 alumbraba nuevos caminos. Valle comprende que
esa forma de entender la vida y el arte que había sido suya había muerto, y decide componerle su
particular elegía: Luces de bohemia. Los
nuevos tiempos hacen imposible la existencia del artista aristocrático y
exquisito de fin de siglo: por un lado la bohemia heroica ha sido
sustituida por la bohemia golfante y cínica de Latino o por el diletantismo
trasnochado de los epígonos del Modernismo; y por otro, aquella forma de vida
ha sucumbido ante el poder envilecedor de la sociedad burguesa. Tampoco tiene
sentido, por tanto, la estética
modernista que acompaña a la bohemia, y eso lo descubre Max, como don
Quijote, poco antes de morir cuando recobra la cordura y explica la nueva
estética, el esperpento. Valle caricaturiza
la España de sus días paseando por el Madrid nocturno a otra figura llena de
ideales y anacrónica como don Quijote, un escritor bohemio fuera de época que
después de su viaje comprende la sinrazón de su vida anterior y muere. En ambos casos hay una despedida de una
forma de vida (caballero andante-bohemio) y un rechazo a una estética (idealismo
evasivo de los libros de caballería-idealismo evasivo del Modernismo), pero
también en ambos hay una profunda crítica de la España en la que viven.
La sátira de la
obra abarca toda la realidad española: se denuncia el capitalismo, los abusos
policiales, la calamitosa política española, la cultura oficial, etc, con una visión mordaz. Se impugna todo el sistema de modo subversivo y radical. Y
en contraste aparece el pueblo,
hambriento, miserable y atropellado, pero sin
ser idealizado, con sus lacras: ignorante, embrutecido y sin conciencia
social en muchos casos.
La estética del
esperpento se adecúa así a una crítica
sin paliativos de la sociedad española en su conjunto. Lo grotesco y el
distanciamiento del autor no ha de verse como un simple juego estético, pues
incorpora lo histórico y lo social, lo que le aleja de la literatura de Quevedo
y del moderno teatro del absurdo europeo, y lo acerca a otras líneas
fundamentales de la renovación teatral del siglo XX que arranca con Brecht.
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