viernes, 17 de abril de 2015

2º BACHILLERATO. COMENTARIO DE TEXTOS PAU III. LA TRAGEDIA MATEMÁTICA.


La matemática de la tragedia

Unas 400 personas murieron ahogadas el martes, según Save the Children y ACNUR, cuando intentaban llegar a Italia por mar huyendo de la violencia en Libia. Cuatrocientas personas. Repito la cifra y la palabra para que se aprecie la magnitud de una tragedia que en Europa ha sido despreciada. De un solo golpe, 400 seres humanos –sí, como nosotros- han dejado de existir, 400 familias como la nuestra –perdonad que insista en lo evidente- ya no volverán a ver con vida a ese hijo, esa madre, ese padre, esa sobrina o ese amigo. Probablemente no recuperen ni sus cuerpos. No importan porque no eran de los nuestros. Ni nuestras autoridades quieren que lo sean: Italia canceló su programa Mare Nóstrum (más barcos, más grandes, más salvamentos) y la UE lo sustituyó por el Tritón (menos barcos, más muertos). Mejor que se ahoguen en el mar, que tener que acogerlos. Pues ahí los tienes: 400 muertos más.

Repito y explico lo obvio porque aquí lo hemos obviado. Salvo honrosas excepciones, como la de este diario, la noticia no ha tenido apenas recorrido en nuestros medios aunque se trataría de la muerte más masiva de migrantes en las costas del Mediterráneo, mayor aún que la de Lampedusa, y ha ocurrido aquí al lado. De hecho, no la he encontrado confirmada, tampoco en medios europeos. Por ahora, la información que ha aparecido es condicional: “podrían haber muerto” esas 400 personas según el testimonio de 142 rescatados de un naufragio que cuentan que iban con ellos. Pero no hay ni rastro en los informativos sobre la búsqueda de los cadáveres. Ni hay reacción oficial de preocupación ni duelo de la comunidad europea. La noticia ha desaparecido bajo el océano de la actualidad como esos 400 cuerpos hundidos en el mar.

No he podido evitar compararlo con el despliegue mediático por la muerte de 150 personas en el avión estrellado en los Alpes. Claro que este accidente nos toca más de cerca. Pero el bombardeo repetitivo de noticias que no aportaban nada nuevo sobre la tragedia aérea creo que fue excesivo pasados los primeros días, como ha sido atronador el silencio de los medios sobre el naufragio, solo tres días después del suceso. Es más, también es clamoroso el olvido en el que ha caído el siniestro del avión, después de tanto ruido mediático. Nada hemos vuelto a saber sobre la identificación de los cuerpos o la reparación que van a tener las familias por parte de la compañía y del Estado. No sólo olvidamos a los parias extranjeros, también a nuestros vecinos cuando dejan de dar audiencia. No importaba tanto qué fuera de ellos como qué se podía sacar de ellos. No importaba tanto el número de muertes como el número de espectadores.

Javier Galego, 17-4-2015, eldiario.es

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