lunes, 13 de abril de 2015

1º BACHILLERATO. COMENTARIO DE TEXTOS EXPOSITIVOS Y ARGUMENTATIVOS I.

TEXTO 1

            Las estrellas jóvenes consiguen su energía de las reacciones termonucleares que convierten hidrógeno en helio, en su interior más profundo. Cuando se ha consumido cierta fracción de hidrógeno, el núcleo de helio resultante empieza a contraerse. La evolución subsiguiente de la estrella depende de si su masa es menor o mayor que cierto valor crítico, conocido como límite de Chandrasekhar. Si la masa está por debajo de este valor, la “presión de degeneración” de los electrones detiene el colapso del núcleo de helio antes de que su temperatura alcance un valor suficiente para iniciar las reacciones termonucleares que convierten helio en carbono. Mientras, las capas externas de la estrella que evoluciona se han expulsado con mayor o menor violencia. (Se sospecha que las nebulosas planetarias se han formado de esta manera.) El núcleo de helio, rodeado por una cubierta de hidrógeno más o menos extensa, constituye una enana blanca.
Construcción del universo, David Layzer.

TEXTO 2
           
TEXTO 2
            Toda la vida de Dios, el lenguaje castellano ha tenido fresca y pronta una expresión para dar comienzo a un nuevo capítulo, tras los avatares turbulentos o felices que quedaron reseñados en el anterior, cuando el tiempo que media entre ambos es el de la noche que los separa […] ¿Cómo se dice? Adivínelo. ¡Empieza a correr el tiempo!
            La respuesta inmediata parece que podría ser formularla en términos correctos el más inculto, nervioso o pasmado asistente a cualquier concurso televisivo, de esos que ofrecen cifras millonarias por juntar la P con la A. […] “¡Pues vaya un acertijo. ¡Al día siguiente! ¡Está chupado!” Se encienden lucecitas rojas, suena un timbre estridente, llueven las monedas, estallan los aplausos. “¡Ha acertado, señores, lo ha dicho bien! Ya tiene un viaje al Caribe con su esposa y 3,000 euros. ¿Desea continuar?”
            Parece que sería de cajón que contestara eso, ¿no?, sin necesidad de haber leído ni a Cervantes ni a Larra. Pues no, no es de cajón, ni obvio, ni natural, ni nada. […] Lo que oímos por todas partes es un sucedáneo del inglés, que suena a rayos y se propaga como la mala hierba. Lo que oímos y leemos, y la gente traga sin hacer ascos es “el día después”. Incorrección manifiesta porque “siguiente” es un adjetivo que acompaña al nombre (“la página siguiente”, “nos contó la siguiente historia”) o lo sustituye (“que pase el siguiente”). Y a ver quién se atreve a decir: “Que pase el después” o “Nos contó la después historia”. No entra, claro, porque “después” es un adverbio de tiempo que además, en general, se usa con preposición (“mi nombre está después del tuyo” o “después de echar la carta me arrepentí”).
Las renovaciones inútiles, Carmen Martín Gaite.

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