Me permitiré, también, una reflexión previa. La
palabra televisión se nos ha hecho ya tan usual como el instrumento, el
artilugio, en el que tiene lugar ese ‘ver lejos’. Porque esto parece
ser que significa la palabra: ver algo que no está en el espacio en el
que tiene lugar nuestro acto de ver, nuestra visión.
‘Tele’ es un término griego, utilizado en otros
neologismos, y quiere decir ‘lejos’, ‘alejado’, ‘distante’. Sin
embargo, los elementos que componen la palabra ‘televisión’ ocultan una
cierta ambigüedad. Lo que vemos por ese aparato que nos permite ver lo
que ‘no estamos viendo’, o lo que vemos sin nuestro ‘estar’ coincida
con el estar de aquello cuya representación nos aparece, no es un ver
lejano. Lo que vemos está aquí, en el espacio en el que están nuestros
ojos. La pantalla, que nos facilita la visión, se encuentra en el
espacio donde está nuestro cuerpo. La lejanía significará, entonces,
que aunque lo que vemos se hace presente en el mismo espacio en el que
se hayan nuestros ojos, suponemos que su realidad, lo que no es mera
imagen, su producción, está en otro sitio. Lo lejano no es, por
consiguiente, un punto en el espacio ante el que nos situamos y que
apenas distinguimos. Lo lejano es el reconocimiento de que eso que
vemos no tiene su estar en el mismo lugar en el que lo estamos viendo.
Imágenes y palabras (fragmento) de Emilio Lledó
NOTA: SE ENTREGARÁ EL JUEVES 23 DE ABRIL.
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