domingo, 2 de marzo de 2014

2º BACHILLERATO. EJERCICIOS DE COHESIÓN LÉXICA Y GRAMATICAL.


LOCALIZA LOS MECANISMOS DE COHESIÓN LÉXICA Y COHESIÓN GRAMATICAL QUE SE UTILIZAN EN ESTE TEXTO PARA MANTENER EL REFERENTE PAPARAZZI.

El paparazzi vendería a su queridísima y anciana madre por una exclusiva. Pero, mientras tanto, tiene que trabajar. Su feudo son las islas del Mediterráneo, sobre todo Mallorca, que tiene, además de paisajes lindos, todos los ingredientes para estos profesionales de la liturgia mundana. Su oficio es arriesgado, ya que, para lograr una fotografía rentable de un famoso, igual hay que escalar una montaña, subirse a un globo, disfrazarse de empleado de la Telefónica o de lagarterana o enfundarse un traje de buzo. Y los riesgos no acaban aquí. Entre los miembros de este gremio, casi tan excéntrico como el de los corresponsales de guerra, circulan leyendas de fotógrafos que fueron atacados por los doberman de un traficante de armas, por los guardaespaldas de una top model que pretendía destruir el carrete con las valiosas fotos o por los puños de una estrella de cine más agresiva de lo normal.

LOCALIZA LOS MECANISMOS DE COHESIÓN LÉXICA Y GRAMATICAL QUE SE UTILIZAN EN ESTE TEXTO PARA MANTENER EL REFERENTE PORTERO.

El portero estaba muy triste aquella mañana. Su perro había muerto y, teniendo en cuenta que era el único amigo que tenía,  se sentía mucho más solo que de costumbre. Abrió el portal a las siete, como todos los días, le pasó la fregona a las escaleras de entrada, sacó los cubos de basura y se sentó en la portería, su trono vecinal, a esperar que pasaran las horas. La señora Gómez fue la primera en saludarle aquella mañana, pero él no podía escucharla. Su cabeza no paraba de repetirle que esa mañana sería la primera de una existencia solitaria y lamentable, vacía. No tendría excusa para bajar a la calle a las tantas de la madrugada sin la reprobación de las viejas cotillas que se asomaban al quicio de las ventanas en las noches de verano para mirarle a él o a cualquiera que tuviera que hacer en esta vida algo más que contar las penas de las vidas ajenas.
El guardián de la calle del Limón no se molestó en contarle a la cacatúa la tragedia que se había cernido sobre su vida. ¿Para qué? A los vecinos de su comunidad no les importaba en absoluto la muerte de su fiel compañero, insignificante hecho comparado con las borracheras de orujo de la habitante del cuarto o con el desfile de amantes del respetable notario del octavo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario