INTERMEDIO CON CIFRAS
Mucha
gente en el mundo es capaz de hablar inglés. El resto lo intenta.
Gracias a este resto, el idioma se ha convertido en una fuente de
ingresos para los británicos comparable a las rentas del petróleo.
Algo similar ocurre en Antigua o Quetzaltenango, ciudades
guatemaltecas donde el turismo se ha especializado, prácticamente,
en cursos de lengua española para que los norteamericanos pronuncien
correctamente “la lluvia en Sevilla es una maravilla”. Solemos
considerar las lenguas como cosa del espíritu y la cultura; sin
embargo, hace ya algún tiempo que son poderosas materias primas
materias primas para industrias propias de nuestros días.
El
pasmoso desarrollo experimentado por los medios de comunicación en
poco años y las necesidades de entenderse en un mundo cada vez más
internacionalizado, han dotado a algunos idiomas de unos valores
económicos desconocidos hace un par de generaciones; viceversa,
infinidad de actividades han visto cómo la lengua multiplicaba sus
posibilidades mercantiles. El español pertenece a este particular
club de las lenguas de importante valor y rentabilidad económicos.
Es razonable suponer que en las sociedades posindustriales, donde los
servicios y las comunicaciones y las comunicaciones van incrementando
su peso frente a las fuentes clásicas de producción, el valor
económico de la lengua se multiplique. En un artículo publicado en
la revista Time hace
ahora tres años, Ronald Buchaman decía: “language is money”,
pero no refiriéndose al inglés, sino al español como lengua
ventajosa ante las perspectivas comerciales de Hispanoamérica,
Brasil y los propios Estados Unidos.
El español ofrece un capital interesante. Si en su futuro europeo,
empezando por España, se prevé nubosidad variable, en su futuro
americano se prevén cielos más despejados, los previstos asimismo
para su instalación internacional: en el año 2030, según el
Britannica World Data, el 7,5 % de la población mundial podrá
comunicarse en español, porcentaje muy superior al esperable para el
francés (1,4 %), el ruso (2,2 %), el árabe (4,6%), el japonés
(1,4%) o el alemán (1,2%) Como GLM (grupo de lengua materna), sólo
lo superará el chino.
Sin hacer gran cosa por lograrlo, el español se ha convertido a
comienzos del siglo XXI en un material estratégico de primer orden
para la sociedad de la comunicación que se avecina.
El porvenir del español, Taurus, Juan Ramón Lodares.
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