domingo, 6 de marzo de 2016

1º BACHILLERATO. COMENTARIO DE TEXTO DEL SONETO XXIII DE GARCILASO DE LA VEGA.



SONETO XXIII

En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;

   y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;

   coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

   Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera,
por no hacer mudanza en su costumbre.


El tema del texto es la exhortación a gozar de la juventud y el amor (representada tópicamente a través de la imagen de la primavera). Recurre Garcilaso a dos tópicos clásicos: carpe diem de Horacio y collige virgo rosas de Ausonio. El carpe diem simboliza la afirmación existencial propia del Renacimiento, las ansias por el goce de la vida.
Podemos dividir el texto en dos partes. En los dos primeros cuartetos se describe físicamente a la amada (descriptio puellae) según el ideal renacentista de belleza femenina. Es una descripción idealizada en la que se compara a la amada con elementos naturales: oro, rosa, azucena. La segunda parte correspondería a los dos tercetos. En ellos se exhorta a la joven a que aproveche su juventud antes de que llegue la vejez, con lo que Garcilaso nos recuerda la inexorable fugacidad de las cosas (tempus fugit), a través primero de un ejemplo concreto “marchitará la rosa el viento helado”, mediante una afirmación de ámbito general después “todo lo mudará la edad ligera”.
Nos encontramos ante un soneto clásico que sigue el esquema de cuartetos descriptivos y tercetos conclusivos. El poema se compone de catorce versos endecasílabos con rima consonante ABBA ABBA CDE DCE.
Debido a que toda la composición es una invitación a la joven a gozar de su juventud una de las funciones de la lengua más relevantes en el texto es la función apelativa, presente en el uso de la segunda persona (vuestro gesto, vuestro mirar, coged) y del modo imperativo (coged). La instancia poética describe subjetivamente a la joven a través de adjetivos valorativos como “ardiente” “honesto” “hermoso” “enhiesto”, por tanto, también está presente la función expresiva del lenguaje. Dado que estamos ante un poema lírico, el texto llama la atención por su propia forma (ya hemos visto la métrica) y por el uso de una serie de recursos expresivos. La anáfora de la locución adverbial “en tanto” intensifica la idea de aprovechar el presente. Las metáforas e imágenes con las que describe físicamente a la joven son de herencia petrarquista: “rosa y azucena” (tez blanca, arrebol en las mejillas), “que en la vena del oro se escogió” (cabello rubio). Tras ellas, Garcilaso recurre a la metonimia y a la metáfora, así como a la antítesis, para dejar clara la honestidad de la amada, acorde con la espiritualización propia del sentimiento amoroso que se instala en el Renacimiento siguiendo las corrientes neoplatónicas: “vuestro mirar” es “ardiente”, pero también “honesto”, antítesis que se refuerza con otra que le sigue: “enciende el corazón y lo refrena”. La gradación “mueve, esparce y desordena” sugiere la idea del movimiento del cabello mecido por el viento. El apóstrofe a ese tú femenino (“coged”) reitera la idea de premura, de la necesidad de aprovechar lo presente. De nuevo recurre a las metáforas para expresar, de forma antitética, dos etapas de la vida humana: la juventud y el amor (“alegre primavera” “dulce fruto”) y la vejez (“el tiempo airado”, “la hermosa cumbre”, “el viento helado” “la edad ligera”). El juego de palabras mudará-mudanza recuerda a los cancioneros del siglo XV.
Destaca el uso de sustantivos concretos (rosa, azucena, oro, cuello, mirar) y de adjetivos valorativos, tanto explicativos en posición epitética (hermoso cuello, alegre primavera, dulce fruto…) como especificativos pospuestos al sustantivo (cuello blanco, tiempo airado, el viento helado). En cuanto a los tiempos verbales, vemos un claro contraste entre el presente de indicativo de los cuartetos (descripción) y el futuro de los tercetos (marchitará, mudará). El periodo oracional es corto y junto a la modalidad enunciativa aparece una oración imperativa, “coged”, que refuerza la idea del la inexorabilidad del tiempo que se reitera a lo largo de las dos últimas estrofas.
Varias isotopías léxicas y semánticas recorren y vertebran el texto. Rosa y azucena son sustantivos que configuran el campo semántico de los elementos de la naturaleza (en el plano literal) con los que se identifica a la amada. La palabra rosa se reitera en el último terceto pero esta vez marchita por el paso del tiempo. Gesto, mirar, cabello, cuello conforman el campo semántico del rostro femenino que es objeto de descripción. Los antónimos ardiente-honesto, enciende-refrena nos recuerdan a los tópicos del amor cortés y del neoplatonismo. La primavera es alegre y el fruto es dulce, pero lo que nos depara el paso del tiempo es frío y marchito (viento helado).

El registro utilizado es culto y el estilo natural, con un claro equilibrio entre la forma y el contenido.

Son numerosos y concluyentes, por tanto, los rasgos que definen a esta composición como un texto singularmente representativo y de plenitud del Renacimiento, y de modo más concreto, de la creación poética de Garcilaso: abundancia de adjetivos (apenas hay sustantivos sin ellos), sugestión sensorial y colorista, el tema e ideas que expresa, abolengo clásico, forma métrica de origen italiano, equilibrada expresión del pensamiento. Paradigma renacentista en definitiva.


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