TEXTO
ARGUMENTATIVO UN ESTERCOLERO QUE DEFORMA
LAS MENTES, JAVIER LORENZO.
Estamos ante un texto periodístico, del género de opinión, probablemente una columna o un artículo de opinión o incluso una carta al director, dado que va
firmado, con lo que el autor asume
la responsabilidad del contenido.
Es un texto claramente argumentativo en el que su autor
defiende una tesis: es necesario suprimir la telebasura. Dado que el
mensaje se orienta hacia el receptor, una de las funciones de la lengua que
predominan en el texto es la apelativa,
ya que intenta captar y convencer al lector del periódico en el que aparece
publicado. Se aprecia fundamentalmente en el uso de imperativos (arranquémosla, prendamos fuego, arrojemos sal), interrogaciones retóricas (que transmiten claramente la opinión del autor, de ahí
que también sean una marca de la función expresiva), oraciones con valor imperativo (“habría que estirparla, suprimirla…” y “hay, pues, que
encontrar otros métodos…”, dado que
ambas tienen como núcleo verbal una perífrasis modal de infinitivo obligativa).
Es fundamental el uso de la primera persona del plural (plural sociativo:
estamos en una democracia) ya que con él intenta ganarse la adhesión del lector
haciéndole cómplice de las ideas expuestas como parte de una colectividad. Otra
función de la lengua que hay que destacar es la expresiva: la opinión del
autor es evidente a lo largo de todo el texto: la telebasura es repugnante y
nociva para la sociedad (es un texto claramente subjetivo). El texto se abre con una enumeración de infinitivos,
que no pueden ser más explícitos: estirparla, erradicarla, demolerla,
fulminarla… hasta regurgitarla y defecarla. Los adjetivos calificativos que
utiliza son peyorativos: repugnantes despojos, peligroso fenómeno, repugnante
marea, apestosas algas. Lo mismo sucede con los sustantivos: estercolero,
porquería. Además, encontramos un verbo en primera persona (confío), un
propombre personal de 1ª persona (me), y un atributo oracional
(lamentablemente). Cabe también destacar la función referencial, ya que usamos el lenguaje para referirnos a un
estado de cosas, y está presente en la mayoría de los textos. En cuanto a la
función poética, a pesar de que no estamos ante un texto literario, el autor
recurre a recursos propios del lenguaje literario, fundamentalmente metáforas
(repugnantes despojos, repugnante marea, apestosas algas, etc), enumeraciones y
gradación (en el primer párrafo), hipérbole (a lo largo de todo el texto),
ironía y animalización (jóvenes que berrean).
En cuanto a la estructura del texto, debemos empezar
por el título: una frase breve y
concisa, que capta la atención del lector, un sintagma nominal que deja muy
clara la opinión del autor ante algo, aunque de momento no sabemos qué (lo que
hace que el lector tenga curiosidad por leer el contenido del texto). Las
interrogaciones retóricas que abren el texto y la oración atributiva “eso es
poco”, nos informan de cuál es el tema
que se va a tratar, la telebasura, y la postura del autor: suprimirla es poco.
Tras esta introducción, llega la tesis
que va a ser defendida a lo largo de todo texto: hay que erradicar la telebasura. Debido a que
el autor va de lo general a lo particular y que la tesis está al principio, su
estructura es deductiva o analizante, si bien es cierto que se
repite constantemente a lo largo de toda la argumentación. El resto del texto, el cuerpo argumentativo, podemos dividirlo en dos partes: en el segundo
párrafo, y con una fuerte carga irónica, el autor repasa las medidas que se
podrían llevar a cabo, como la intervención del ejército o del gobierno
mediante un decreto ley, algo impensable en una democracia ya que atentaría
contra la libertad de expresión y de mercado; en el tercero, nos ofrece una
solución: la educación, que nos conduce a la conclusión del texto: “cuantas más
personas inteligentes y rectamente formadas haya, menos telebasura habrá.
Cuanta más telebasura haya, más pobres de espíritu surgirán.” El autor recurre
a su propia experiencia para elaborar los argumentos que nos ofrece.
En cuanto a la sintaxis,
cabe destacar el uso de oraciones
coordinadas copulativas (Arranquémosla, prendamos fuego… y arrojemos sal
sobre sus humeantes y calcinados restos; Estamos en una democracia y resulta
imposible…) y adversativas (Una
persona educada puede enredarse…, pero jamás quedará atrapada en ellas); subordinadas
sustantivas finales (para que laminara algunos platós de televisión; para
acabar con este peligroso fenómeno; a ofrecer porquería a sus clientes; para
eliminar esta repugnante marea), subordinadas
sustantivas de complemento directo (que se coarte a golpe de decreto de
ley…), subordinadas sustantivas de
sujeto (hay que convenir que existen muchas posibilidades…), subordinadas sustantivas de C.N (posibilidades
de que los jóvenes que hoy berrean…), subordinadas
sustantivas de C.Régimen ( confío en
que se capte la ironía…), subordinadas
adjetivas de C.N (marea que surge de las pantallas…; jóvenes que hoy
berrean…).
Se utiliza un registro formal. Observamos un cultismo, una
oración en latín: “Delenda este telebasura”; sin embargo, el texto no requiere
un lector especializado para su comprensión, pues puede ser deducido su
significado por el contexto.
El léxico es connotativo.
Recurre al uso de sinónimos (arrancar, destruir, fulminar), que refuerzan y
reiteran su tesis, y de antónimos.
En cuanto a los conectores, fundamentales a la hora de
dar coherencia y cohesión a las ideas y argumentos expuestos en el texto,
encontramos de diversos tipos: estructuradores de la información (finalmente,
<ordenador>), causales (pues), consecutivos (por la misma razón) y
contraargumentaitvos (por el contrario).
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